La miel es un alimento que el ser humano lleva recolectando desde la prehistoria, como bien puede apreciarse en la Cueva de Araña en Bicorp (Valencia). Pero este producto no era solo utilizado para la alimentación, si no que se le atribuyen múltiples propiedades curativas.
La miel es producida principalmente por abejas, aunque hay otros insectos que también la fabrican, como algunas especies de hormigas o avispas. Generalmente se produce a partir del néctar de flores de las que se alimentan, como romero, el tomillo, el trébol, el eucalipto, el brezo, el ulmo o el castaño. Sus componentes principales son el agua, la fructosa y la glucosa. También contiene calcio, hierro, vitaminas B, C y D y antioxidantes, entre sus nutrientes principales.
En el Mercado Municipal de Motril hemos investigado sobre este alimento tan delicioso y analizaremos cinco de los múltiples beneficios que la miel de abeja tiene para nuestro organismo ¡Vamos a ello!
Aporta beneficios cerebrales
Los nutrientes de la miel son esenciales para el buen funcionamiento del cerebro. El calcio sobre todo es muy importante, ya que las neuronas utilizan el calcio para originar la señal eléctrica, que se conduce de una neurona a otra para comunicar los mensajes. Si no hay suficiente calcio en el cerebro este no funciona correctamente.
También el glucógeno producido en el hígado es la energía que necesita el cerebro para su normal funcionamiento, y a su vez ayuda a reducir el estrés. Si consumimos miel natural a intervalos regulares durante todo el día (especialmente antes y después de hacer ejercicio), estas reservas de glucógeno evitarán la liberación de hormonas del estrés.
Regula el azúcar en la sangre
El secreto está en la balanza de fructosa y glucosa. Cuando se consume miel, la fructosa permite que el hígado capte la glucosa, formando glucógeno para ser utilizado por el corazón, riñones, cerebro y células rojas. Esto mejora el funcionamiento de los órganos y tejidos, eliminando la glucosa existente y como resultado reduciendo el azúcar en sangre.
Ayuda a minimizar las alergias
Tomar miel de la zona donde se habita dos meses antes de la floración de la zona, puede disminuir las alergias. Las abejas llevan el polen de las flores que empeoran las alergias estacionales, y parte de este polen se incorpora a la miel. El consumir miel natural de la zona antes de la temporada de alergias, puede ayudar al cuerpo a aceptar sin rechazo el polen y que la alergia desaparezca.
Posee propiedades curativas
Las propiedades antibacterianas y antifúngicas de la miel permite prevenir la infección de quemaduras o heridas menores. Es un buen antiséptico natural ya que ayuda a que los cortes o quemaduras estén limpios. Su densidad actúa como una capa protectora, protegiendo contra las bacterias y microorganismos que entran en una herida.
Si tienes la piel seca, la miel es un ingrediente excelente para usar en el baño gracias a sus propiedades suavizantes. Se puede aplicar directamente sobre la piel áspera, o disolver la miel en el agua y añadir la mezcla en el agua del baño. Para los labios secos o agrietados debes aplicar un poco de miel en los labios y dejar durante unos minutos para que se ablanden.
Disminuye el acné
El acné es una enfermedad de la piel que la mayoría hemos sufrido alguna vez en la vida. Las causas más importantes son el desequilibrio hormonal y la colonización bacteriana de la piel. Siendo un antimicrobiano, la miel es uno de los mejores remedios naturales para tratarla, ya que:
- Priva a los microbios de la humedad que necesitan para sobrevivir
- Actúa como un agente quelante, alterando los procesos celulares de las bacterianas que requieren hierro.
- Reduce el pH de la superficie de la piel sobre la que se aplica. La miel tiene un pH entre 3,2 y 4,5. Esta acidez es suficiente para matar la mayoría de los microbios.