La carne es un alimento imprescindible en nuestra dieta. Nos aporta una gran cantidad de proteínas y también vitaminas y minerales. Sin embargo, no todas son iguales ni debemos consumirlas con la misma frecuencia.
Es frecuente que no tengas claro a qué tipo pertenecen algunas carnes, ni cuáles son las diferencias entre carne roja y carne blanca.
Cuando se habla de roja, hablamos de vacuno -ternera, vaca, buey, toro-, de caza -jabalí, liebre, perdiz-, o vísceras -hígado, riñones-.
El pollo, el pavo y el conejo están considerados como blanca. El cerdo y el cordero tienen una particularidad, pues puede ser roja o blanca, dependiendo de la edad- blanca los jóvenes y roja los adultos- o de la alimentación.
Antes de explicarte las diferencias entre carne roja y blanca, queremos recordarte que puedes conseguir la mejor carne fresca y sabrosa en las carnicerías del Mercado de Motril.
CARNE ROJA
Foto de Pixabay
Su nombre se debe a su color rojizo, dado que tiene un alto contenido en mioglobina, un pigmento muy rico en hierro. Sin embargo, presenta la desventaja de que posee más purinas, lo que la hace desaconsejable por quienes deben controlar su ácido úrico. Su aporte de grasas es mayor, incluido el de grasas saturadas, por lo que abusar de su consumo no es aconsejable para quienes tienen el colesterol alto. Su frecuencia de consumo recomendada es de 4-5 veces al mes.
CARNE BLANCA
Foto de Pixabay
Tiene menos hierro y las proteínas que aporta son de más alto valor biológico. Al tener menos grasas, sobre todo grasas saturadas, es beneficioso su consumo para evitar el incremento del colesterol. Como tiene un menor aporte de grasas su consumo es más fácil de digerir. Por lo tanto, su frecuencia recomendada es de unas 3 veces por semana.