La pesca de descarte consiste en devolver al mar las capturas no deseadas, estén vivas o no. Desde 2015 se lleva intentando regular esta cuestión debido al despilfarro ocasionado por esta cuestión obligando a los pescadores a desembarcar todas las capturas, incluidas las hasta hoy descartadas. Esto supone una mayor fiabilidad de los datos sobre las capturas. Es decir, todas las capturas deberán conservarse a bordo, desembarcarse y deducirse de las cuotas.

Para entender lo que supone el descarte, debemos tener en cuenta que las flotas pesqueras industriales desechan, cada año, casi 10 millones de toneladas de pescado, potencialmente utilizable. Existen varias razones económicas que causan descarte como por ejemplo:

  • En general los pescados más grandes tienen mayor precio de mercado. Esto provoca una selección por tamaño.
  •  Bajo o nulo valor comercial de ciertas especies.

Y nosotros ¿qué podemos hacer respecto a esto? Pues, además de no comprar especies amenazadas por la sobrepesca, podríamos ampliar el catálogo de peces salvajes que consumimos. El mayor valor de las especies descartadas está en su fracción muscular. El músculo del pescado es rico en proteínas, de él podemos obtener gel de pescado, concentrados proteicos, porciones congeladas o emulsiones de pescado.

No olvides que si nos acostumbramos a adquirirlos conseguiremos sustituir pescados de origen lejano por especies autóctonas o próximas. Además introduciremos más variedades y proteínas de calidad a precios muy asequibles y recuperaremos recetas y sabores de nuestra infancia.

Con ellos podremos hacer caldos, frituras, escabeches, adobos, guisos y calderetas, además de poder ser creativos e inventar nuevas recetas.

 

 

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